Tony Blair*
En los últimos años el debate sobre el cambio climático experimentó un profundo giro. El consenso científico sobre que la actividad humana provoca un calentamiento global se generalizó. Las consecuencias del cambio climático son devastadoras e ignorarlo es mucho más arriesgado en términos económicos que tomar medidas para detenerlo.
Cuando el precio del barril de petróleo supera los 130 dólares, hay motivos para actuar independientemente de la preocupación por la atmósfera. Reducir la dependencia del carbono también es de extrema importancia para nuestra seguridad futura. Hace mucho que pienso que la política energética está apenas un paso detrás de la defensa en términos de importancia estratégica para nuestra forma de vida.
En muchos países se está encarando seriamente el tema. Europa introdujo el Sistema de Intercambio de Emisiones, que ha empezado a lograr su reducción. Japón señaló que está abierto a que el tema sea un objetivo nacional. China ya impuso nuevas metas energéticas. India dará a conocer su primer plan nacional de acción climática en las próximas semanas. Israel anunció su apoyo a un proyecto que apunta a incorporar cien mil autos eléctricos para fines de 2010, para lo cual habrá estímulos impositivos que abaratarán dichos autos en relación con los autos que funcionan con nafta como primera medida hacia un completo pasaje a la electricidad.
El Grupo de los Ocho países industrializados abordará el tema del cambio climático en su reunión de julio. Al mismo tiempo, el presidente Bush celebrará la Reunión de Grandes Economías. Si bien tampoco es perfecto, el Mecanismo de Desarrollo Limpio estableció una base para canalizar los recursos con eficiencia a los efectos de financiar la reducción de emisiones en el mundo desarrollado.
Es evidente que muchos países y empresas están tomando conciencia de que, lejos de ir en detrimento de su economía, apresurarse a reducir las emisiones puede aumentar la productividad y darles una ventaja competitiva.
Cuando el precio del barril de petróleo supera los 130 dólares, hay motivos para actuar independientemente de la preocupación por la atmósfera. Reducir la dependencia del carbono también es de extrema importancia para nuestra seguridad futura. Hace mucho que pienso que la política energética está apenas un paso detrás de la defensa en términos de importancia estratégica para nuestra forma de vida.
En muchos países se está encarando seriamente el tema. Europa introdujo el Sistema de Intercambio de Emisiones, que ha empezado a lograr su reducción. Japón señaló que está abierto a que el tema sea un objetivo nacional. China ya impuso nuevas metas energéticas. India dará a conocer su primer plan nacional de acción climática en las próximas semanas. Israel anunció su apoyo a un proyecto que apunta a incorporar cien mil autos eléctricos para fines de 2010, para lo cual habrá estímulos impositivos que abaratarán dichos autos en relación con los autos que funcionan con nafta como primera medida hacia un completo pasaje a la electricidad.
El Grupo de los Ocho países industrializados abordará el tema del cambio climático en su reunión de julio. Al mismo tiempo, el presidente Bush celebrará la Reunión de Grandes Economías. Si bien tampoco es perfecto, el Mecanismo de Desarrollo Limpio estableció una base para canalizar los recursos con eficiencia a los efectos de financiar la reducción de emisiones en el mundo desarrollado.
Es evidente que muchos países y empresas están tomando conciencia de que, lejos de ir en detrimento de su economía, apresurarse a reducir las emisiones puede aumentar la productividad y darles una ventaja competitiva.
*Ex Primer Ministro Británico.
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