Es cierto. Ver a Sebastián piñera tratando de pegarle a una pelota de fútbol en un show hecho para ir en ayuda de las víctimas de un sureño volcán, pareciera casi un relato de Ionesco pero no, es real, ocurre delante de todas nuestras narices. A pesar de los abucheos, de los sables sacados tanto a la derecha como a la izquierda contra él, Sebastián Piñera Echeñique, el político, sí, el político sigue ahí, de pie y creciendo en encuestas de centros que cercanos a él o no, contribuyen con el plan diseñado casi con la soltura del que desconoce ciegamente el futuro, durante el régimen militar. Piñera, que sin encarnar lo que el fallecido general quisiera y lograra forjar en la fronda conservadora chilena, ha conseguido rescatar los elementos que tienen hoy en ascuas el nervio de buena parte del progresismo.
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